Todo apunta a que los vetones, un pueblo prerromano que
habitó zonas de Badajoz, Cáceres, Ávila y Salamanca nos dejó este conjunto de
cuatro verracos de granito enfrente del
cerro de Guisando.
Entre verracos y toros, su función podría ser religiosa o
funeraria. También se apunta a que servían para proteger los rebaños o para
marcar los diferentes territorios. Están datados aproximadamente en el siglo II
a. C.
El pueblo Vetón era un pueblo ganadero que se situaba en zonas
ricas en agua y posibilidad de pastos. Criaban vacas y cerdos y también cazaban.
Toros de Guisando. Foto: Ángel Gil. |